20091217

Soy una mujer y estoy histérica

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La histeria femenina era un diagnóstico médico, asociado exclusivamente a las mujeres, que hoy en día no es admitido por las autoridades médicas como un desorden médico. Su diagnóstico y tratamiento fueron algo común durante cientos de años en Europa del Este. Se ha discutido larga y tendidamente sobre la histeria en la literatura médica de la Época Victoriana. Se consideraba que las mujeres sufrían esta enfermedad descrita como un amplio orden de síntomas incluyendo debilidad, nerviosismo, insomnio, retención de fluidos, pesadez en el abdomen, espamos musculares, dificultad al respirar, irratibilidad, pérdida de apetito nutritivo y sexual y "tendencia a causar problemas".

Se consideraba que las mujeres que sufrían histeria debían someterse a un "masaje pélvico" en repetidas ocasiones, una estimulación manual de los genitales ejercida por un médico que culminaba cuando la paciente experimentaba el "paroxismo histérico" (orgasmo).



20091125

Iluminatum

Fui a la Feria del Libro Antiguo. Un libro nuevo hace 15 años costaba 325 ptas. Hoy día, destrozado, cuesta 3 euros. "Tendré que invertir en papel". Así que eso hice. Y ahora tengo algún libro más.
Entre otros.

20091118

Mágico interludio

Desde mi cama
Observo
3 pájaros
en un cable
de teléfono.

Uno se va
Volando
Luego
Otro.

Queda uno,
Luego
También él
Se va.

Mi máquina de escribir está
Silenciosa como un sepulcro.

Y yo me he quedado
Reducido a observar
Pájaros.

Simplemente he pensado
Que te lo debía
Contar
Cabrón.


Charles B., Ya me ha contado hasta ocho.
Grito nº 7, Antonio Saura

20091112

Utilidades de un libro de filosofía, etc.

Un libro de filosofía puede tener diversas utilidades. Puede servir para que el lector se rompa el cráneo a base de actividad cerebral desmesurada, para que acelere el sueño a las 2 de la mañana después de 2 cafés (arábigos, no mezcla) y 1 redbull o para dejar que el tiempo co(ooo)rra, o en cualquier caso, que ande. Así mismo, esto puede ser aplicado al propio autor de la obra.
En el caso de un libro elegido en la asignatura de Filosofía las utilidades pueden ser algo más confusas. He aquí a lo que lleva la confusión:

Theodor W. Adorno

Tal vez ya se nombró a un gato negro; es tiempo de indicar que se llamaba Teodoro en homenaje indirecto al pensador alemán, y que el nombre se lo habían puesto Juan, Calac y Polanco después de prolijas glosas sobre los materiales literarios que algunas tías fieles les mandaban desde el Río de la Plata y en los que algunos sociólogos hechos más bien a dedo abundaban en citas del célebre Adorno, cuyo vistoso apellido parecían querer aprovechar literalmente cosa de que sus ensayos les quedaran padre. Se estaba en un tiempo en que casi todos los artículos de ese tipo aparecían constelados de citas de Adorno y también de Wittgenstein, razón por la cual Polanco había insistido en que el gato merecía que lo bautizaran Tractatus, moción mal recibida por Calac, Juan y el mismo gato que en cambio no parecía nada deprimido por llamarse Teodoro. (...)

Más sobre gatos y filósofos, La vuelta al día en ochenta mundos, Julio Cortázar.




Este hermoso gato (derecha, en la primera fotografía) es este horrible hombre.




Hay cosas que simplemente no deberían funcionar así. O quizás sí. Es todo muy confuso.

Cuerpos femeninos

Golucho

René Magritte


¿?





i will make you hurt.