20130718

I


En las techumbres empieza a ahumar la crudeza
que se cuece dentro - pocas son las palomas
que sobrevuelan el aire denso en esas ciudades
de primigenio caldo.

El espíritu no anticipa el efecto de lo que habrá de encarar
cuando el espejo sea el solo ornamento
de sus pliegues cálidos.
Es la admiración del ingenio,
que no lame el sello
hasta que se le ha matado.

El saludo, joven, perece en el camino estrecho
entre el sudor y el llanto;
el adobe y el cemento;
la pulpa y el jugo amargo.

No hay andamio que no lleve a la cúpula,
aunque la lucerna esté abajo.
El astrónomo barrerá el suelo
cuando los aedos
descubran lo alto.

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