Kayama Matazo, Bosque helado
Me ha tocado la piedra que no ha acertado en la diana.
Esquiva, olvidé que la bala que rebota también mata.
En la sangre fluida de escombros, las esquirlas efervescentes hacen llagas.
Qué bello tu cuerpo, brillante de aceite en el sol naciente.
Te robaré la imagen que tapas entre las manos y el ojo.
Te haré hablar por esa cavidad agria, de ciego tacto.
Me ha tocado una piedra que no sé a qué diana apuntaba.