Varias cosas me hacen pensar hoy en que, primero, hay que al menos intuir cuál es nuestro instrumento de quehaceres, conocer su estética, su forma, no sobreusarlo y, segundo, que definitivamente hay que temerlo, porque puede más que uno.
«Si fuera posible que él [el buen artista] viviera por siempre, sus ideas interiores… siempre le aportarían algo nuevo para ser expresado a través de sus obras»
Alberto Durero
Pero hay que morir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario