Allí rebuzna el tiempo, con su paso lento y persistente. La fe cronometrada del mihrab. Ritos cotidianos. Nadie hace pintadas en las paredes, porque son las voces las que gritan protestas, alabanzas y cantos. Se enredan las algarabías en las calles estrechas y desconchadas por la sal de una mar que no se pisa, porque es frontera ardiente, océano de llamas. Al fondo, el contento; de este lado, la contención. Se fijan los propósitos en imposibles, convirtiéndolos en mármol sobre arena. La arena, más cálida que el mármol, más viva. El mármol, perpetuo ideal con extremos quebrados. Cuando Milo se queda sin brazos, Samotracia pierde la cabeza. Cada mito más desquiciado.
En agosto, el SPET se pone gauchesco
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En el próximo encuentro del SPET, nuestra invitada Sara Iriarte expondrá
sobre "La escena de la traducción como unidad de estudio y su aplicación al
caso *...
Hace 5 horas
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