20120806

México Marseille


A la altura de sus ojos, una casa de apartamientos de quince pisos, suspendida sobre pilotes de concreto, aérea en su policromía veloz de vidrio y mosaico. ¿Contraste? No. Zamacona tomó la pluma.

Dónde lo vi:
La región más transparente, Carlos Fuentes. p. 73

20120727

Las palabras y el cine

Stanley Kubrick


La novela ideal para hacer una película sería, a mi modo de ver, no una novela de acción sino, al contrario, una que se ocupara esencialmente de la vida interior de sus personajes. Eso aportaría al adaptador una orientación perfecta, por así decirlo, de lo que un personaje está pensando o sintiendo en un momento dado de la historia. Y a partir de ahí podría inventar una acción con un objetivo correlativo al contenido psicológico del libro y dramatizarlo fielmente de un modo implícito y discreto, sin recurrir a que los actores pronuncien enunciados de significación literales.


Creo que para que una película o una obra de teatro diga algo realmente sincero de la vida, ha de hacerlo de una forma sumamente oblicua, evitando cualquier conclusión estereotipada e ideas pulcramente atadas. El punto de vista que transmite debe estar completamente emparentado con una imagen de la vida tal cual es, y debe introducirse como una inyección sutil en la conciencia del espectador. Las ideas válidas y sinceras son tan poliédricas que no caen en un asalto frontal. Tienen que ser descubiertas por el espectador, y la emoción que encuentran en este descubrimiento da su máximo poder a las ideas. Utilizas la emoción de sorpresa y  de descubrimiento del espectador para reafirmar tus ideas, más que para reforzar las suyas artificialmente mediante episodios argumentales o un drama o dinámicas de escena falsas que le añadan potencia.


A veces se dice que una gran novela es una base menos prometedora para una película que otra que sea sencillamente buena. No creo que adaptar grandes novelas presente un problema especial más allá del que pueda suponer hacerlo de una novela buena o mediocre, excepto que recibirás muchas más críticas si la película es mala, e incluso quizás si es buena. Creo que casi cualquier novela puede tener una adaptación exitosa, siempre que su integridad estética no se pierda dentro de su extensión. Por ejemplo, el tipo de novela en que es imprescindible una gran cantidad y variedad de acción para la historia, haciendo que pierda muchos puntos cuando eliminas un número considerable de escenas en su desarrollo. La gente me ha preguntado cómo es posible hacer una película de Lolita cuando gran parte de la calidad del libro depende del estilo de la prosa de Nabokov. Pero entender el estilo de la prosa como algo más que simplemente una parte de un gran libro es malinterpretar lo que es un gran libro. Evidentemente, la claridad de la escritura es uno de los elementos que hace grande a una novela, pero esta calidad es un resultado de la calidad de la obsesión del escritor por su tema, igual que el concepto, la visión de la vida y el entendimiento del personaje. El estilo es lo que utiliza un artista para fascinar al que lo contempla, transmitiéndole sus sentimientos, emociones e ideas. Estos son los que tienen que ser dramatizados, no aquel. La dramatización tiene que encontrar un estilo propio, como hará si de verdad se entiende el contenido. Y haciendo esto se hará visible otra cara de la estructura que existe en la novela. Puede que sea o no tan buena como la novela, a veces puede ser incluso mejor en algunos sentidos.

Por extraño que parezca, la actuación tiene cierta relación con todo esto en la película. En su punto álgido, el drama realista consiste en una progresión de estados y emociones que actúan sobre los del espectador y transforma el significado del autor en una experiencia emocional. Esto significa que el autor no debe creer en el papel, la tinta y las palabras como sus herramientas de escritura, sino que trabaja más bien con la carne y el sentimiento. Y en este sentido creo que muy pocos escritores parecen entender qué puede comunicar un actor emocionalmente y qué no. A menudo, en un momento dado, el escritor espera que una mirada queda comunique lo que podría explicar sólo un jeroglífico, y en otro momento al actor se le da un largo discurso para transmitir algo que parece bastante evidente en esa situación y para lo que una breve mirada sería suficiente. Los escritores tienden demasiado a tratar la creación del drama en cuestión de palabras, y no se dan cuenta de que la mayor fuerza que tienen es la sensación y el sentimiento que pueden producir en la audiencia a través del actor. Tienden a ver al actor con malos ojos, como alguien que probablemente arruinará lo que ellos han escrito más que como lo que de veras es, su médium en todos los sentidos.

Uno puede preguntarse como resultado de esto si dirigir no es algo parecido a la continuación de lo escrito. Yo considero que eso es exactamente lo que debería ser dirigir. De esto se sigue que un escritor-director es el instrumento dramático perfecto, y creo que los pocos ejemplos que tenemos en que estas dos técnicas peculiares se han dominado con maestría por un hombre han producido las obras más sólidas y excelentes.

Cuando el director no es su propio autor, creo que es su deber ser cien por cien fiel al significado que el autor quería imprimir y no sacrificar nada a favor del ambiente o el efecto. Esto parece una noción bastante obvia, pero ¿cuántas obras y películas has visto en que se ofrecía una sensación emocionante y fascinadora pero cuando se acababa te daba la impresión de que había menos en ella de lo que el ojo había captado? Y eso se suele deber a una estimulación artificial de los sentidos a través de técnicas que descuidan el diseño interior de la obra. Es aquí donde vemos el culto del director en el peor de los casos.

Por otro lado, no quiero dar a entender rigidez. No hay nada en hacer películas que de mayor satisfacción que la participación en el proceso de permitir que la obra crezca sobre la marcha a través de la colaboración vital entre el guión, el director y los actores. Cualquier forma artística practicada correctamente implica un ir y venir de  concepto y ejecución, la intención original se modifica constantemente mientras uno intenta imprimirle una realización objetiva. Al pintar un cuadro, se da entre el artista y el lienzo; al hacer una película, se da entre las personas.



20120726

El fallo





Ce qui est irresolu peut retrouver son effervescence, devenir résoluble ? Est-ce que c'est possible de créer le méthode-ressort, capable d'être garante d'une exactitude méchanique qui est finalement plutôt corruptible ?

20120716

Ministros de la Luna III


[Habana]
20 de octubre de 1945

Mi muy querido amigo:

¡Qué oportuna la llegada de tu encantadora carta! Acabo de darme un magnífico baño (son las 12.40 de la mañana, el cielo brillante está teñido de azur y hay una sutil brisa que quizás augure un gran huracán o una hermosa tarde de juego de pelota. Sí, voy a ese tipo de cosas: hoy el Almendares juega contra la Habana en el partido inaugural. Oh, es estúpido pero la gente que va a estos temas, a un partido de béisbol, me parecen entretenidos y de charla mucho más interesante que la mayoría de los supuestos inteligentes, evidentemente no hablo de gente realmente lúcida como Lezama o Mariano) y este baño ha sido el primero después de cuatro días con un ataque agudo de sinusitis que me tiene abatido. Por esa razón he dejado Villa Olga. No tenía a nadie que cuidara del pobre Pepe allí. Pompilio es muy indiferente a estos asuntos y Lucera, bueno, ella pone caras graciosas y continúa mascando meditabunda sus hojas de hierba. Me encantó leer el pequeño discurso sobre mis animales (no son merecedores de tan elegante atención) y estuve totalmente de acuerdo con tu opinión sobre el hombre ignorante. Digo “de acuerdo” porque tengo muchos de esos hombres ignorantes como amigos y he sido cruelmente criticado por algunos de mis colegas literatos, que lo consideran una pérdida de tiempo y una contaminación. “Piensa en tu español y tus modales[1] me dicen. A veces me acusan de tener el virus democrático y citan a Baudelaire para apoyar sus tesis estúpidas. Por supuesto, todos esos tipos son los que tanto se aburren la mayor parte del tiempo, y vienen a Villa Olga para entretenerse a sí mismos, o a sus almas. Les sorprende que esté satisfecho, ocupado e incluso un poco más gordo. Todos se van, sin embargo, porque la ciudad tiene demasiadas distracciones superficiales para ese tipo de gente.
Estoy de acuerdo contigo, viejo astuto (¿cuántos años tienes, por cierto? Espero que lo de “viejo” no te moleste) en que no pienso tanto como debiera. Pero recuerda que pensar es un proceso dificultoso y he estado mucho más tiempo mirando a Pompilio mientras comía su avena o simplemente charlando con Evaristo, un guajiro rubio que viene a traerme la compra. Intentaré pensar con más intensidad y precisión, como me recomiendas.
He visto un artículo, muy pobre por cierto, de tu estilo de poesía en el último Sewanee. No sabría explicar con mucha facilidad tu poesía, pero me gusta mucho y la leo bastante a menudo. En ese Sewanee venía el poema Phi Beta Kappa que ya había leído (fragmentos) en el Harvard Bulletin. Últimamente sólo he estado leyendo poesía española de los siglos XVI y XVII, que es maravillosa y me basta para unos meses, junto a nuestros ejercicios diarios de pensamiento gimnástico.
Mi ensayo sobre Scott Fitzgerald se está apolillando en el fondo de un cajón. Lo escribí con las mejores intenciones, pero me aburre tanto y hay tantas cosas más interesantes que leer y hacer… Estoy empezando a ver la lectura como un círculo cerrado que sólo los poetas y escritores más excelentes pueden frecuentar. Por ejemplo, descubro que no sabía nada de teatro francés: Racine, Molière y Corneille eran figuras desconocidas para mí aunque ya hubiera hecho el gesto de examinar algunas de sus piezas cuando aprendía francés. Por tanto, debo pasar algún tiempo en su maravilloso mundo, sobretodo el de Molière.
Acabaré reiterando mi invitación a que eches la llave a los Seguros y hagas un viaje a la Habana este invierno. Si decides hacerlo, házmelo saber con tiempo. En caso contrario podría estar en N.Y. estas Navidades viendo a mi hermana.

Un abrazo afectuoso,

Jose.



[1] Literalmente en el original.




Ministros de la Luna II


[Hartford, Connecticut]
17 de octubre de 1945

Querido caribeño:

No he podido escribirte en parte debido a la enfermedad de mi taquígrafo, pero las noticias de Pompilio son especialmente llamativas. De hecho, he pasado un rato pensando en la vida en Villa Olga: el joven hombre de letras enfrentándose al Negro, por no hablar de Lucera, la encarnación del principio masculino. Posiblemente el Negro y Pompilio sean intercambiables. La verdad es que he estado pensando un poco en la posición del hombre ignorante a la que, por conveniencia, llamamos sociedad y lo he hecho desde este punto de vista: que le hemos dado demasiada importancia a todo en el mundo y que quizás el único hombre realmente feliz, o el único hombre con algún margen amplio de felicidad posible, es el ignorante. La elaboración de las ideas más banales como, por ejemplo, la de Dios, ha sido sumamente destructiva para estas ideas. Pero el ignorante no tiene ideas. Su problema es que aún tiene sentimientos. Pompilio ni siquiera los tiene. Pompilio es el realista vacuo que sólo ve lo que puede verse sin sentimientos, sin imaginación, pero con grandes ojos que no necesitan espectáculo alguno.
Tu grupo de Villa Olga me absorbe. Me cuentas de ti que has leído y escrito, y cuidado de tu jardín.  Te gusta escribir a gente lejana sobre cosas tan irreales como los libros. Es un caso común. Conozco a un hombre en Ceylon con quien he mantenido correspondencia durante unos años. Es inglés, un hombre de Oxford y abogado, creo, pero en realidad se gana la vida y la de su familia cultivando cocos en un lugar llamado Lunawila, en una provincia, o distrito o como se llame de Kirimetyana. Desde las hondonadas de su distanciación con todo extrae, porque necesita hacerlo, de la poesía y sus lecturas por lo general mucho más de lo que tú y yo extraemos de las cosas que poseemos en tanta abundancia, o que podríamos poseer porque están al alcance de nuestras manos.
No sé por qué no me preocupo mucho de Lucera. La imagino entre los arbustos por la noche mirando tu lámpara, a cierta distancia, y preguntándose qué demonios estás haciendo. De estar en tu lugar, ella estaría comiendo. Sin duda se pregunta si comes palabras. Pero me enorgullece muchísimo conocer ahora a Pompilio, que no tiene que despojarse de nada para ver las cosas tal y como son. Dale por favor un ramo de zanahorias de mi parte. Esto es mucho más serio de lo que podrías pensar al leer por primera vez la carta. Aquí tenemos un limpiabotas, es decir, un hombre que viene muchas veces a la semana. Habla a menudo de sí mismo y de su juventud. Entonces, era pastor en Italia. Utiliza figuras discursivas como esta: Estaba cansado y me tendía debajo de un árbol como un perro. No he exagerado en absoluto. Apenas es una figura discursiva. Se parece mucho a ti mismo, sentado debajo de un árbol en Villa Olga y dándote cuenta de que el mundo es como lo ve Pompilio, excepto para ti, o que el mundo es como lo ve el Negro, porque probablemente lo vea exactamente igual que Pompilio. Pero Lucera lo hace de una forma especial, con la gentileza y la ternura visibles en su rostro.
Todo esto me ha dejado muy poco espacio para hablar de las cosas que has estado leyendo. Creo, por tanto, que no hablaré de ellas en absoluto y que en lugar de eso voy a intentar plantearte una pregunta sobre el valor de la lectura. La verdad es que el deseo de leer es insaciable, y debes hacerlo. Sin embargo, también has de pensar. El aislamiento intelectual pierde valor bajo la compañía de los libros. Creo que te mandé hace tiempo una cita de Henry James sobre la vida en el mundo de la creación. Un mundo de creación es una de esas áreas, y sólo una, del mundo del pensamiento y no existe pasión comparable a la de pensar, que se fortalece al tiempo que uno lo hace, aunque nunca se piense en nada de particular interés para otra persona. Pasar así una hora o dos al día, incluso aunque al principio estés desconcertado por la confusión y la falta de rumbo de tus pensamientos.
Anoche saqué la segunda acuarela de Mariano de la caja donde guardo ese tipo de cosas y la coloqué en un marco. Es un dibujo de una mujer sentada en un fauteuil aún descalza. Tiene un color y unas maneras curiosas y fáciles de reconocer como cubanas. No lo he colgado antes, a diferencia del boceto de las piñas que coloqué de una vez por todas, porque quería buscarle un marco especial, pero he estado tan poco en Nueva York que pensé que podía hacerlo yo mismo, como finalmente he hecho. Intentaré ir a la exposición de Mariano.
Hay una nota sobre Scott Fitzgerald en el Partisan del señor [Andrews] Wanning este mes. Está muy bien hecha. Es curioso que Fizgerald estuviera interesado en tanta gente simplemente porque tenían dinero y vivían lujosamente. El hombre más rico que conozco parece no ser nunca consciente de que le resulta repugnante no tener dinero y vivir en la opulencia. Sin embargo, cuando era joven fue a Europa a estudiar música y comenzó a vivir en Francia, donde aún sigue, y allí, más que en ningún otro sitio, la actitud de uno hacia el dinero y el lujo, mientras existe, se intensifica gracias a muchas otras cosas que no se encuentran aquí.
No se te olvidará echarle un vistazo a Pompilio con mi perspectiva. No hagas ningún dibujo de él para mí. Ni me hables del maravilloso tiempo de tus provincias orientales. Dale un ramo de zanahorias e insúltale de una forma decente, sólo para demostrar tu interés en la realidad.

Siempre tuyo,
Wallace Stevens


Ministros de la Luna I


9 de octubre de 1945
En Villa Olga

Querido Wallace Stevens:

Te ruego disculpas por este largo silencio. No sabes cuánto significan nuestras conversaciones para tu salvaje caribeño. Pero mi madre ha caído enferma y he tenido que internarla en un sanatorio. Ver el proceso de desintegración de su mente ha sido desolador para mí y, aunque su enfermedad ha ido creciendo desde sus dieciocho años, uno nunca se acostumbra. Creo que estará allí durante tres o cuatro meses, porque esta vez la crisis ha sido menos grave que en otras ocasiones. Todo esto me ha mantenido silencioso y melancólico durante mucho tiempo, pero ahora me siento mejor. Mañana saco a prensa la publicación de otoño de Orígenes.

Tus poemas aparecerán en la publicación de invierno. Los ha traducido un amigo nuestro, Rodríguez Feliú. ¿Qué andas haciendo ahora? ¿Has publicado últimamente más poemas? ¿Estás preparando alguna obra en verso nueva? Yo he estado releyendo las Elegías de Duino de Rilke, que me agradan mucho. Los Sonetos a Orfeo son los próximos en mi lista. También he terminado un libro maravilloso, Ideas para una concepción biológica del mundo del Barón Jakob von Uexkull. En él, este gran biólogo llega a la conclusión de que el origen de la vida no puede explicarse con motivos materiales, refutando a Dawin, y que Platón estaba más cerca de la verdad cuando concebía los arquetipos como la fuente de todas las ideas y los seres. Curioso, ¿eh? También he leído L’annonce faite à Marie de Claudel y Notre Jeunesse, de Peguy. Este último es un análisis excepcional de nuestra situación actual. No me sorprendería que De Gaulle tuviera este jugoso volumen al lado de la cama. Debería.

Ahora mismo estoy viviendo en mi pequeña casa de campo, Villa Olga, cerca de la Habana. Estoy solo y mi única compañía es el cocinero Negro que nunca dice una palabra. Estoy escribiendo y leyendo mucho. Me ocupo de mi jardín y alimento a los pollos mientras el Negro cuida de mi hermosa vaca negra y blanca, Lucera, y la mula, Pompilio. Fui a la ciudad la pasada noche a escuchar a Brailowsky dando un maravilloso recital de Chopin. Es prodigiosa su forma de tocar Chopin. Fue toda una revelación escuchar la interpretación del maestro polaco. ¿Has visto esa horrible película, Canción inolvidable? ¿Has buscado a Sceve? Creo que escribí mal el nombre en la última carta que te mandé. También he leído el ensayo de Verlaine sobre Stendhal. ¿Has leído el Rimbaud de J. Rivière? Me pareció algo tonto, su explicación de Rimbaud llamándole ángel perdido en este mundo malvado y confuso en el que no estaba predestinado a prosperar es un poco infantil. Sin embargo, hay pasajes de gran interés ¿Pero por qué escribir tal sinsentido? A partir de ahora, detesto todas las exégesis de poemas: las cartas de Rimbaud son realmente sorprendentes, especialmente aquella en la que lanza la idea del poeta como un profeta que debe convertirse en intermediario mediante un esfuerzo largo y razonable y así desintegrar sus sentidos hasta llegar a lo Desconocido. Hablando del carácter angelical de Rimbaud, me acuerdo ahora de la astuta observación de Valéry: “¿Qué harían los hombres de inteligencia e ingenio con ellos mismos si no hubiera pecado original?” Pero, entonces, esa vida es necesaria, ya que todo lo que vivimos y llegamos a saber y sufrir queda como una posible fuente de sabiduría o de amor por los demás. Por eso creo que no debería rechazar nunca ni siquiera las grandes mentiras de la historia. También pueden ser útiles para tejer el patrón de la oscuridad. He aquí un caso ilustrativo: Rilke. Tanto esfuerzo por esconder cosas y acaba alcanzando el éxito únicamente por hacer ese esfuerzo. Cuando realmente encripta cosas, sus poemas fallan. Por eso uno se encuentra con ratos fastidiosos al leerle. No puedo evitar pensar que se repetía demasiado a sí mismo. Su paradoja puede resumirse en estas simples palabras de Proust: "On ne peut etre fidele qu'a ce dont on se souviant, on ne peut se souvenir que de es qu'on a connu"[1] (en una carta a Madame Scheikevitch).

Espero que, si las cosas no empeoran por aquí, pase las Navidades en Nueva York. Voy a estar con mi hermana pequeña, Olga, en N.Y. Espero verte entonces. Por cierto, Mariano, el pintor, está ahora en Nueva York. Va a exponer en la Feigl Gallery en noviembre, con dirección Feigl Gallery Madison 60I en el 57. Estoy seguro de que le gustaría verte allí, si puedes. ¿Has visto El ángel en el bosque, de Marguerite Young? Me parece bastante entretenida.

Debo terminar ya porque acaba de llegar el tendero y ese hombre habla interminablemente. De otra forma esta carta no tendría final. De todas formas, no tiene final el placer que encuentro en leer tus maravillosos mensajes desde Hartford y sabes que mi admiración y afecto crecen en “ausencia”[2] cada día.

Mis mejores y más cordiales saludos,
Pepe.



[1] Literalmente en el original. “A lo único a lo que se puede ser fiel es a aquello que recordamos, lo único que puede recordarse es aquello que conocemos.”
[2] Literalmente en el original




20120629

Qui est Pauline ?

Pauline anda al acecho de Víctor Gómez Pin. Non so perché. Yo sé que no es francesa. Sí, io lo so.


"La théorie quantique, nous ramène, comme l'a dit Bohr, à la vieille sagesse qui veut que, quand on cherche à introduire l'harmonie dans la vie, il ne faille jamais oublier que, dans la tragédie de l'existence, nous sommes à la fois acteurs et spectateurs."
Heisenberg - Physique et Philosophie -
La science moderne en révolution
Comentado por: Pauline el 28/6/2012 a las 09:48

("La teoría cuántica nos lleva, como dice Bohr, a la vieja sabiduría que quiere que, al buscar dar armonía a la vida de uno, no sea posible olvidar que, en la tragedia de la existencia, somos al mismo tiempo actores y espectadores."
Heisenberg, Física y Filosofía. La ciencia moderna en revolución)

Le langage diffère de la communication par le libre jeu de la pensée. La communication animale est figée, soudée à la chose. Alors que, dans le langage, il y a du jeu, de l'indéterminé.
Le langage offre ainsi des possibilités ou virtualités de sens. Le sens existe en puissance et la pensée l'actualise.
Comentado por: Pauline el 20/6/2012 a las 13:25

(El lenguaje difiere de la comunicación en el juego libre del pensamiento. La comunicación animal está cicatrizada, soldada a la cosa, mientras que en el lenguaje hay juego, indeterminación.
El lenguaje ofrece entonces posibilidades o virtualidades de sentido. El sentido existe como potencialidad y el pensamiento lo actualiza.)

"Ces longues phrases en labyrinthes qui, dans son oeuvre, enlacent la réalité pour en exprimer tout ce qu' elle contient, ces incidentes et ces parenthèses qui, dans ses lettres, tissent autour de son correspondant une fine toile d'araignée faite de compliments, de scrupules, d'un réel besoin de se rapprocher et d'un prudent souci de se dérober....."


-Jacques de Lacretelle-



La plus longue phrase de Proust compte quatre cent quatorze mots.

Je n'ai pas encore lu votre livre "La mirada de Proust".
Je pense le lire très prochainement
Comentado por: Pauline el 16/6/2012 a las 11:33

("Esas largas frases laberínticas que, en su obra, enlazan la realidad para explicar todo lo que esta contiene, esos incidentes y paréntesis que, en sus cartas, tejen alrededor de su correspondiente una fina tela de araña de alabanzas, de escrúpulos, de una verdadera necesidad de acercarse y de un prudente cuidado de esconderse."

Jacques de Lacretelle.

La frase más larga de Proust tiene ciento catorce palabras.

Aún no he leído su libro "La mirada de Proust".
Tengo pensado leerlo muy pronto.)

Comment expliquer que "la pleine conscience de moi" ne peut se faire jour qu'à travers le langage ?
Comentado por: Pauline el 12/6/2012 a las 12:00

(¿Cómo explicar que "la plena conciencia de uno mismo" no puede darse si no a través del lenguaje?)


Pour cultiver librement son humanité, son esprit, on doit méditer à notre aise, réfléchir, bref, faire de la philo; pour ce faire, il faut être délivré du souci des contraintes matérielles. Comment penser tranqullement si on doit perdre son temps à faire le repas, à nettoyer la maison, à travailler toute la journée ?
Comentado por: Pauline el 07/6/2012 a las 11:32



(Para cultivar con libertad nuestra humanidad, nuestro espíritu, debemos pensar con tranquilidad, reflexionar,  en pocas palabras, hacer filosofía. Para hacer esto, es necesario estar liberado de la carga de las obligaciones materiales. ¿Cómo pensar tranquilamente si debemos perder el tiempo haciendo la comida, limpiando la casa o trabajando todo el día?)


"Par la parole, l'homme est une métaphore de lui-même."
- Octavio Paz-


"Sans la moindre métaphore et dans toute l'acceptation du mot, vivre, c'est brûler."
-Victor Hugo-
Comentado por: Pauline el 31/5/2012 a las 10:19

("Por la palabra, el hombre es una metáfora de sí mismo"
Octavio Paz

"Sin la más mínima metáfora y bajo la aceptación completa de la palabra, vivir es arder"
Victor Hugo )


Podría continuar, de seguro.

Dónde lo he visto:

Pues sí


20120612

Michel Foucault: Las palabras y las cosas



Pierre Dumayet - En la Biblioteca de Humanidades de Gallimard se encuentra Las palabras y las cosas del señor Michel Foucault. Señor Michel Foucault, usted habla de la era de la etnología de nuestra propia cultura, ¿qué quiere decir?

Michel Foucault - Bien, me hubiera gustado que hubiéramos considerado nuestra propia cultura como algo tan extraño a nosotros mismos como la cultura de los arapesh o de los chinos, por ejemplo. Desde luego, hace mucho tiempo que intentamos retomarla, sea a través del trabajo de los historiadores o del de los sociólogos. Intentamos retomar como un objeto, como una cosa latente en nosotros nuestra propia cultura. Pero los historiadores estudian desde la Antigüedad los fenómenos económicos, los sociólogos estudian el comportamiento afectivo, político o sexual y creo que hasta el momento no se ha considerado como un fenómeno extraño a nosotros mismos nuestro propio saber. Y lo que yo he intentado hacer es tratarlo como si fuera algo que está frente a nosotros, como si fuera un fenómeno tan extraño y distante como la cultura de los arapesh y he querido reconstituir todo ese saber occidental que se ha gestado desde la antigua Grecia y la situación etnológica de nuestro saber.

PD - Es un poco como mirarse en un espejo, como si fuéramos unos extraños para nosotros mismos.

MF - Como si fuéramos unos extraños para nosotros mismos. Existe una dificultad evidentemente muy grande y es que, después de todo, ¿cómo podemos conocernos si no es a través de nuestro propio conocimiento? Esto quiere decir que son todas nuestras categorías del saber las que nos permitirán conocernos y si queremos conocer precisamente esas categorías del saber nos encontramos en una situación que es evidentemente muy compleja. Hace falta toda una torsión de nuestra razón sobre sí misma para retomarla como un fenómeno que nos es extraño. Es necesario que salga fuera de sí, para que de esta forma se la pueda devolver como un dedal. Y este esfuerzo, el comienzo de este esfuerzo es lo que estoy intentando abarcar.

PD - ¿Cuál sería el etnólogo ideal para ello? ¿De qué raza, de qué nacionalidad debería ser?

MF - Bien, se diría que el buen etnólogo de nuestra propia cultura podría ser un chino o un arapesh. Sólo que, después de todo, ¿con qué categoría, qué marco de pensamiento este chino o este arapesh podría conocernos a nosotros sino es a través de los cuadros mentales que son los nuestros? Lo que hace que quizás seamos nosotros quienes llegaran mejor, si pudiéramos darnos la vuelta sobre nosotros mismos y vernos en un espejo; quizás somos nosotros quienes están más capacitados para hacer este trabajo y puedan emprender esta etnología de nuestra propia cultura. Podríamos evidentemente pedírselo a un marciano, un marciano cuyo pensamiento llegaría a retomar el nuestro por completo si este marciano que, evidentemente, pudiera conocernos mejor. Pero eso sin duda es imposible porque hasta donde yo sé los marcianos no existen.

PD - Usted enseña filosofía ¿Cree que esa actitud es una actitud de filósofo o lo contrario?

MF - En realidad es muy difícil definir lo que es hoy día la filosofía. Durante mucho tiempo y yo creo que podríamos decir hasta Sartre (incluyendo a Sartre), la filosofía ha sido una disciplina autónoma - iba a decir encerrada en sí misma, pero no es así porque la filosofía siempre ha reflexionado sobre los objetos culturales que se le proponían de alguna forma. Ha reflexionado sobre Dios porque la teología lo propuso, ha reflexionado sobre la ciencia porque todo nuestro sistema de conocimiento le ofrecía este objeto, así que la filosofía es una disciplina abierta pero tiene su método propio, sus formas de razonamiento y sus deducciones sumamente particulares. Pero me da la sensación de que la filosofía está desapareciendo. Cuando digo que desaparece no quiero decir que lleguemos a una época en la que finalmente todo el saber se vuelve positivo, sino que creo que la filosofía se disuelve en toda una serie de actividades del pensamiento de las cuales es difícil decir si son propiamente científicas o filosóficas. Llegamos a una época que es quizás la del pensamiento puro, la del pensamiento en acto y, después de todo, una disciplina tan abstracta y general como la lingüística, una disciplina tan fundamental como la lógica, una actividad como la literatura desde Joyce, por ejemplo, en general todas estas actividades son probablemente actividades del pensamiento y ostentan el lugar de la filosofía, y no digo que le quiten el sitio, sino que son una especie de despliegue de lo que en otro tiempo fue la filosofía.

PD - ¿Cuál es su idea del hombre?

MF - Bueno, yo creo que el hombre ha sido sino un mal sueño o una pesadilla, al menos una figura muy particular, muy determinada, históricamente situada en el interior de nuestra cultura.

PD - Quiere decir que es una invención.

MF - Es una invención. En el siglo XIX y toda la primera mitad del XX se creía que el hombre era en el fondo la realidad fundamental de la que nos podíamos interesar. Se tenía la impresión de que era la búsqueda de la verdad del hombre la que desde el principio de la Antigua Grecia había animado toda la investigación quizás de la ciencia,  ciertamente de la moral, con seguridad de la filosofía. Cuando miramos el tema más de cerca nos podemos preguntar si esta idea de que el hombre ha existido siempre, que estaba esperando ser estudiada por una ciencia o por una filosofía no era más que una ilusión que se propuso en el siglo XIX. A decir verdad, hasta el final del siglo XIX, en realidad hasta el final de la Revolución Francesa  jamás nos hemos ocupado del hombre como tal ¿No es curioso que la noción de humanismo que atribuimos al Renacimiento, la noción de humanismo que nos es muy presente, no la podamos encontrar en los textos? Porque la palabra humanismo es una invención del final del siglo XIX. Antes del siglo XIX podemos decir que el hombre no existía, que lo que existía era todo un cúmulo de problemas, de formas de saber y de reflexión donde está la cuestión de la naturaleza, de la verdad, del movimiento, del orden, de la imaginación, de la presentación, etc. pero no existía en realidad la cuestión del hombre. El hombre es una figura que se constituyó al final del siglo XVIII o principios del XIX y que ha dado lugar a lo que se llamó y aún se llama humanidades. Este hombre ha dado lugar a toda esta noción de humanismo, del que el marxismo y el existencialismo son los testimonios más visibles actualmente. Yo creo que, paradójicamente, el desarrollo de las humanidades nos conduce en muy mayor medida a la desaparición del hombre que a una apoteosis del hombre. De hecho, ¿qué pasa ahora con las humanidades? Las humanidades no descubren en absoluto los núcleos concretos e individuales, positivos en cierta manera de la existencia humana. Muy al contrario, lo que vemos cuando se estudia, por ejemplo, el comportamiento y la estructura de la familia (que es lo que hacía Levi-Strauss), o cuando se estudia el gran mito indeoeuropeo como hacía Dumézil o incluso cuando se estudia precisamente la historia de nuestro saber, nos damos cuenta de que no se trata en absoluto, no es el hombre en su realidad, el hombre en lo que pueda tener de positivo, lo que descubrimos es todo un gran sistema de pensamiento, grandes sistemas de organización formales que son en cierta manera como el suelo sobre el cual aparecen las individualidades históricas. Lo que hace que el pensamiento actualmente, la reflexión se invierta completamente con respecto a lo que era hace sólo unos años. Yo creo que vivimos actualmente la gran ruptura con el siglo XIX, con todo el principio del siglo XX y esta ruptura la tomamos en el fondo no como un rechazo, sino como una distancia respecto a Sartre. Yo creo que Sartre, que era un gran filósofo, aún es un hombre del siglo XIX, porque toda su empresa ha consistido en querer llevar al hombre a algún lugar adecuado de su propia significación, en encontrar todo lo que hay de rigurosamente auténtico en la existencia humana, en llevar al hombre a sí mismo, posesor de su propia significación que se le podía escapar y eso es a pesar de todo una filosofía de la alienación, una alienación que hay que superar; ese es todo el pensamiento de Sartre. Y eso es exactamente lo contrario de lo que nosotros queremos hacer. Queremos que lo que hay de individual, de singular, de vehiculado en el hombre sea algo así como una quinta dimensión superficial, por encima de los grandes sistemas formales. Y el pensamiento de nuestros días debe reconstituir este sistema formal sobre el que flota en ocasiones la espuma y las nubes de la propia existencia.

PD - Una pregunta para ver si he comprendido bien. No veo cómo una toma de conciencia, una latitud política podría cubrir su campo de trabajo.

MF - Por supuesto. Sin lugar a dudas es la pregunta que nos hacemos en todas las formas de reflexión que están en el proceso de destruir un mito y que aún no han reconstituido una nueva mitología. Por ejemplo, durante mucho tiempo la filosofía mantuvo con la teología una parentela tal que estaba en manos de la filosofía definir qué moral o qué política se debía y podía deducir de la existencia de Dios. Cuando la filosofía y en general la cultura occidental descubrió que Dios había muerto se dijo: Si Dios ha muerto, todo está permitido, ya no hay moral posible. Si Dios ha muerto, ¿qué política debemos adoptar o desear? Entonces la experiencia probó que las reflexiones moral y política jamás habían sido tan activas, tan fuertes, tan abundantes como después del momento en que supimos que Dios había muerto.
PD - Entonces es cuando aparece la figura humana, el hombre estaba allí.

MF - El hombre estaba allí, pero ahora que el hombre está desapareciendo nos hacemos la misma pregunta que se hacían los que proclamaban en su momento que Dios había muerto. Decimos: si el hombre está muerto, entonces todo es posible. O más exactamente, decimos: todo es necesario. Lo que descubrió el amor de Dios, esa gran ausencia del Ser Supremo era el espacio de la libertad.  Lo que desvela ahora la desaparición del hombre en este espacio que ocupaba el hombre, ahora eliminado, es la trama de una especie de necesidad, la gran red de sistemas a la que pertenecemos. Decimos entonces que todo es necesario. Y es probable podamos debatir de la misma forma sobre todo ese acopio de espacio de libertad dejado por el amor de Dios y sobre los grandes sistemas políticos y morales como el marxismo, Nietzsche o el existencialismo. Sobre toda esta trama de necesidades que ahora intentamos explorar veremos surgir grandes opciones políticas y morales.

PD – Más frías, ¿no?

MF – Más frías, sin duda. Y debo decir que incluso si no las vemos surgir, porque no podemos predecir el futuro, tampoco es muy grave. Se ha descubierto durante los últimos cincuenta años que la literatura no estaba hecha para distraerse, ni la música para dar sensaciones viscerales. Me pregunto si quizás no nos damos cuenta de que el pensamiento tiene otras muchas cosas que hacer que prescribir a los hombres lo que ellos deben hacer. Sería muy bello que el pensamiento llegara a pensarse completamente a sí mismo y que pudiera descubrir qué hay de inconsciente en lo que nosotros mismos pensamos.


Traducción propia

Cordero místico




 Alrededor del minuto 4, he ahí la vejiguilla.

20120530

Haceres (II)

Ayer dejé en el aire la idea del instrumento, y pretendo abordar sus vertiginosas curvas. Como ya apunté por ahí, he estado tratando la obra de Durero últimamente e intentando desentrañar algo que es un poco absurdo, porque genios casi de mármol a la forma de Panofsky casi han extraído hasta la última gota del artista, como de tantos otros, y dejan a muchos (a una servidora) sedientos, pura envidia del que llegó más tarde o más bien del que, una vez atisbado las ideas que otros teóricos han desvelado, creen fervientemente que esa cosa ya estaba en la cabeza de uno, a la retaguardia. Estoy segura de que todo esto es cuento, consolación de petanca, pero es.



Y al cabo, e intentando retomar, Durero es alemán y artesano, muy a su pesar. Durero es un admirador ferviente de los italianos, a los que imita como cualquier otro fanático (atención a la elegante indumentaria del protagonista en un cuadro recién salido de la orneada posterior a su primer viaje a Italia). Aseguraría que Durero teme a su instrumento, que son sus manos; unas manos ásperas, magulladas (enguantadas, en el retrato), que le avergüenza mostrar a sus colegas italianos, nobles de trazo exclusivo . Y en otras ocasiones es incapaz de ocultarlas y las exhibe descaradamente, intentando encontrar una comunión entre lo alemán y lo italiano con fórmulas adversas, y a veces contradictorias; alcanzar el hallazgo de lo que es uno ¿a través del instrumento? Es del todo temible. Y así ocurre con la palabra, en total descontrol de uno. Y aun sintiéndola propia, es ajena, vívida, inasible. No respetarla es cosa de imprudente.




4 de julio: "En el 'Autorretrato' cedido por el Museo del Prado, por ejemplo, se ha descubierto que Durero aplicó pintura directamente con los dedos para componer la figura de los guantes, cuidándose de que su huella digital quedase impresa y perfectamente reconocible en la pintura. "Se desvela en estos detalles una ofuscación por su individualidad, por su yo, que apenas podemos intuir, pero que imaginamos como un juego inteligente o un mensaje solo para iniciados", elucubra Hess." En El Mundo.

20120529

Haceres

Varias cosas me hacen pensar hoy en que, primero, hay que al menos intuir cuál es nuestro instrumento de quehaceres, conocer su estética, su forma, no sobreusarlo y, segundo, que definitivamente hay que temerlo, porque puede más que uno.



«Si fuera posible que él [el buen artista] viviera por siempre, sus ideas interiores… siempre le aportarían algo nuevo para ser expresado a través de sus obras» 

Alberto Durero

Pero hay que morir.

20120527

Entre manos

Pasando con pies de plomo por varios caminos, lo que no resta ganas:


I. Durer: "Yo no sé lo que es la belleza". Difícil la tarea del que es orfebre y al mismo tiempo un loco.


II. Walter Pater: "Fra Angelico se hubiera estremecido ante la idea de que lo que aprehende el ojo fuera todo lo que existe". ¿Cómo hablaría un esteticista español?


III. Cansinos Assens: Me viene su divino fracaso de vuelta de Roma, y es un secreto. Qué ojos tan tristes.


Espero poder dar más indicios pronto.

20120513

En cuanto a los idiomas y otras veladuras

"Las palabras entre paréntesis son los intentos del traductor de precisar el sentido del texto según la idea dominante del autor. Una traducción (tarjuma) del árabe o del chino a una lengua occidental corresponde exactamente a un comentario indígena, en la lengua del mismo texto"

"Cualquiera que pretenda que una cosa pueda existir con Allâh (importa poco que esta cosa exista por sí misma o bien por Él), que se extinga de su existencia y o de la existencia de su existencia, tal hombre, digo, está lejos de tener la menor percepción del conocimiento de su alma y de sí mismo*
* Literalmente: ... está lejos de sentir el perfume del conocimiento del alma, es decir, de sí mismo."

"La idolatría de la bi-existencia (el dualismo) no ha escapado a ningún teólogo islamita que haya pensado en árabe. Esta lengua es algebraica, de modo que el estudio de su gramática es, por decirlo así, la exposición del mecanismo del pensamiento. Es difícil hacer un razonamiento falso en árabe sin cometer faltas de sintaxis, de léxico u otras. La perspicuidad de la frase árabe es la mejor prueba de la santidad de esta lengua, es decir, de su primordialidad o de su edenismo. En el chino, y en parte en el malayo, se encuentran cosas análogas."

Dónde lo vi:
El Tratado de la Unidad, Ibn Arabi.

20120512

Veneración

En ocasiones, la figura del Triunfo no se vale de escalas cromáticas o se erige en puentes que no parecen enlazar nada, sino que se descifra en las líneas. Es este triunfo, el del hombre sobre la muerte, el que Ortega ingresa en El Imparcial. Entroniza el fallecimiento de Navarro Ledesma como palanca, es el cuerpo pútrido que alimentará creaciones. Ortega confiesa la debilidad de juventud que yo ahora ostento.

Para la Sra. Doña Eloísa Navarro Ledesma de Cubas.

El triste adamita pasa en menoscabo al través de la vida llevándose a sí mismo a la rastra: va cargado de afanes y de dolores, más que cargado va rendido so la gravedad de un perenne desencanto. Las ilusiones, las esperanzas se le han caído, como mal prendidos cascabeles, en la primera jornada. Sigue haciendo camino con el ánimo sordo, merced a un impulso oscuro, ciego, impersonal. Un día, entre que el sol sale o no sale, llega sobre el hombre una noche definitiva: se siente hundido en un descanso oscuro, ciego, impersonal. ¡Bebiotai, bebió tai! ¡Ha vivido, ha vivido!—decían entonces los griegos. Los amigos creen por un momento que se han quedado solos: lloran: a la luz de un mezquino sol rojo echan sobre el residuo carnal unos puñados de santa tierra: luego se enjugan las mejillas: por fin, advierten que el fenecido ha traspuesto sus memorias, como una nube el horizonte. 
La historia, por lo vieja y por lo irremediable, no nos interesa —dirá alguno—. Vieja sí que lo es, satánicamente vieja, pero ¿irremediable...? 
Los grandes pueblos han nacido en torno a las cenizas de sus muertos: Egipto, Grecia, Roma, se han formado en la religión de los difuntos: la energía de estas razas irradiaba de las urnas cinerarias que en la secreta penumbra de todos los hogares latía místicamente como corazones inmortales 
Los muertos no mueren por completo cuando mueren: largo tiempo permanecen; largo tiempo flota entre los vivos que les amaron algo incierto de ellos. Si en esta razón respiramos a plenos pulmones y abrimos las puertecillas todas de nuestro sentimentalismo, los muertos entran dentro de nosotros, hacen en nosotros morada y agradecidos, como sólo los muertos saben serlo, déjannos en herencia la henchida aljaba de sus virtudes. 
Una conjunción de venturosas circunstancias ha hecho a algunos hombres inmortales; pero esto no quiere decir que no deban serlo también otros. En todo ser hay una virtud, cuando menos, que tiene derecho a ser inmortalizada. -Es injusto e inmoral preguntar de un muerto solo: ¿Qué ha hecho? Hay que preguntar también: 
¿Qué ha sido? 
Esta es precisamente la labor religiosa impuesta a los que conocieron y sintieron el ardor espiritual de algunos hombres muertos a destiempo y cuyos esfuerzos, rotos por un error de la suerte, permanecen eternamente proyectados sobre el vacío como arcos incompletos, como imágenes frustradas en que las líneas no se cumplen, las dovelas no se aunan y se yerguen sin estatuas los plintos. 
Así Navarro Ledesma murió al comenzar su labor constructora; ahí está el bloque de blanco mármol; sobre él dio la mano inspirada unos golpes de cincel; unas confusas líneas marcan sospechas de figuras poderosas, de brazos con músculos tendidos, de torsos egregios, de rostros sugestivos y enigmáticos. Pero el escultor ha muerto; la obra múltiple, honda, sincera, educadora, evangélica, queda por siempre inexplicada, perdida entre los prietos granos de la mole indiferente; so ese mundo nuevo que iba a surgir cae la única manera irremediable de muerte: la de lo que se queda sin nacer. 
Dentro de algunos años acaso parezca confuso a una nueva juventud esto de que hoy echemos algunas flores de recuerdo en torno a la memoria de Navarro Ledesma. Su obra, esparcida a todos los vientos en forma de escritos periodísticos, no es su obra: el que quiera sobre esas páginas compuestas sin tiempo, sin esperanza y sin libertad, erigir un juicio, comete una injusticia. El tiempo, la esperanza y la libertad son los tres demiurgos que elaboran los planes del poeta, y los tres faltaron totalmente a Navarro Ledesma por una conjunción de adversas circunstancias. 
En la historia del pensamiento aparecen a lo mejor nombres ante los que mostraron gran respeto sus contemporáneos, pero que no dejaron obra sobre que nosotros podamos hoy reconstruir definidamente aquella alma venerable. Sea un ejemplo Sócrates. Pero ¿qué cosa fue Sócrates? Y ved lo que tenemos qué responder: Sócrates fue Platón y Jenofonte, Sócrates es un poco de todos nosotros, que desde hace veinticinco siglos vamos naciendo con unos acordes socráticos dentro de Ia armonía equívoca de nuestro espíritu. Mas para nosotros, Sócrates es una idea que nos enseñó Platón, al tiempo que para este divino filósofo, Sócrates fue una aventura; mejor aún, la aventura, aquel momento de la vida individual que polariza, que cristaliza en forma decisiva el resto de esa vida individual. 
Navarro Ledesma fue mi aventura. Tú, señor lector, leerás esta frase con indiferencia, pero es que tal vez no sepas qué hacecillo de abrojos y de amarguras, qué respiradero de inquietudes, qué cúmulo de anhelos dolientes, de dubitaciones, de tanteos desesperados, de ambiciones imposibles, constituye eso que llamaríamos el alma de un español de veinte años. Si lo ignoras, te pido noble respeto ante una cosa que es para ti un misterio, y prometo que alguna vez intentaré aclarártelo. 
Navarro Ledesma fue para mí una aventura, porque coexistían en él junto a una agudísima e incansable ideación las dos más altas virtudes modernas: el cumplimiento de los deberes oscuros y el idealismo inmarcesible. 
Conforme va el hombre viviendo. múdanse sus pensamientos, quiébranse sus proyectos, entran otros en su lugar, llegan y pasan bramando las pasiones, trastrócanse mil veces las ambiciones, mueren los amigos y los hermanos, sobreviven otros amigos y otros hermanos, todo se estremece y oscila, se trasmuda y huye, se renueva y cambia. En tanto una sola realidad permanece, una sola cosa está sentada a nuestro lado tácitamente y si caminamos hace vía con nosotros: el Deber, pardo, vulgar personaje sin historia. En tanto que fuera y dentro de nosotros sin cesar todo se muda, nosotros tenemos que cumplir con nuestro deber. ¿Qué deber? ¿Ese bello deber de conquistar un reino, de fundar una religión, de decir una verdad atrevida? No, no, esos son llamamientos unipersonales con que Dios regala a algunos hombres y que en el fondo les ensoberbecen. Hablo del deber anónimo, del deber cambiado en cuartos, el de este instante que está frente a nosotros y el de todos los instantes. Es ese deber sin flores y de frutos invisibles, ese deber hospiciano que forma el más hondo sedimento sobre el que se apoya todo el esplendor de la vida social: el deber del trabajo. Navarro Ledesma, que intelectualmente había hecho la vuelta de todas las quitaesencias enfermizas o sabias de la moral nueva, cumplió santamente, un día y otro, con esos deberes oscuros. Aquí tenéis un ejemplo de una de las dos sublimes virtudes democráticas. E l antiguo y conocido campo del Deber es el lugar de liza y de hazañas para los modernos caba- lleros, y cumplir en ese paso honroso de la Obligación, la muestra más cierta de virilidad moderna. 
Hay quien espera a entrar en el combate cuando el rey está mirando; hay quien para escribir necesita, como Buffon, unos puños de encaje; hay quien es como Aristo, aquel filósofo galante que disertaba únicamente cuando le llevaban en litera. Hay, en cambio, quien trabaja siempre que es preciso, donde quiera y como quiera. 
He llamado idealismo inmarcesible a la otra virtud que había eminentemente en Navarro Ledesma. Tú, señor lector, sabes bien, ¿no es cierto?, lo que es un ideal. El mundo es como es: nosotros quisiéramos que fuera de otra manera, y nos afanamos por lograrlo. Los hombres son injustos; nosotros creemos que la justicia debe hacer entre los hombre su firme nido de cigüeña. Los españoles somos fanáticos: tú y yo creemos que los españoles deben ser tolerantes. Al mundo que es oponemos un mundo que debe ser. Sobre la realidad trabajamos por fundar la idealidad. Este, estado de ánimo en que la idealidad halla siempre amorosa resonancia, es lo que llamo idealismo. La mocedad es siempre idealista: en ella el idealismo es fisiológico y tiene escaso mérito. Pero todos los alientos noblemente excesivos tras cosas ideales suelen agotarse antes de los treinta años en razas cansadas y mujeriegas como la nuestra. La vida es, ante todo, una faena de domesticación y de poda de ilusiones; mas, por lo mismo, es preciso entrarse por ella con pasto abundante en que se cebe, como es preciso en casi todas las enfermedades entrar rollizo para que algo sobrequede a la postre. Una injusticia suscita en un mozo indignación, en un viejo nostalgia de la indignación. 
Navarro Ledesma había sufrido mucho, moral y físicamente: su mocedad se había anegado en una labor incesante y rudísima: por eso, habiéndole faltado la juventud ardorosa, pasional, turbulenta, conservó durante toda su vida una juventud más quieta, más armoniosa, más de Clara fuente risueña, pausada y fresca; mantúvose siempre capaz de indignación y de entusiasmo; tuvo, en fin, hasta la muerte, sobre su rostro ancho y reciamente asentado en los hombros esa tierna expresión con dejos melancólicos que conservan en la mirada las vírgenes viejas. Suelen hacernos las desventuras de vidrio, como al licenciado, y no quisiéramos movernos para quebrarnos. De ordinario, en la llamada experiencia, más que aprender nuevas verdades aprendemos el olvido de esas difíciles verdades eternas que nos impulsan a la guerra santa contra la realidad. Por esto sorprende hallar algún hombre en quien luego de años largos de dolor, perdure la exaltación idealista, la segunda virtud democrática, girondina. Nietzsche hubiera llamado a Navarro Ledesma, como se nombraba a sí mismo: «Argonauta del ideal». 
No reduzcamos los muertos a las obras que dejaron: esto es impío. Recojamos lo que aún queda de ellos en el aire y revivamos sus virtudes. 
¡Resucitemos a los muertos virtuosos de entre los muertos! 

Diario El Imparcial, 14 septiembre 1906.

Dónde lo vi: